REENCARNACIÓN: LA REENCARNACION Y EL DOMINIO DE LA IGLESIA
CATÓLICA EN LA HISTORIA (Por José Mejía R.)
La reencarnación se convirtió en anatema para el cristianismo a
partir del siglo II de nuestra era y la génesis de la eliminación de esta
doctrina provino de Flavio Valerio Constantino, sanguinario y despótico
emperador romano que intentó unificar al cristianismo para su propio provecho
en el Concilio de Nicea y luego de su sucesor Justiniano 1 y de su esposa, la
ignorante Teodora. Como justificación de estos acontecimientos se aducen
razones de carácter socio-político-religioso y de dominación ejercida por estos
emperadores y la avidez suya de imponer el absolutismo hegemónico de Roma, por
lo que bizantino decidió "acabar con todas las sectas"o iglesias no
romanas instauradas por el mismo Pablo, las que se generaron a partir de la
revolución religiosa cristiana. Las facciones religiosas derivadas
principalmente de la controversia arriana, es decir, el debate sobre la
naturaleza divina de Jesús y la negación a aceptar la soberanía absoluta del
emperador romano, pretextando razones de terminar con el cisma cristiano se
negaban a anexarse la naciente y pujante religión católica romana; entonces se
persiguieron y exterminaron a muchas de ellas y se apostataron grandes verdades
y postulados místicos emanados de la filosofía profunda tales como la
reencarnación, muchas de las que en sus escritos estructuraría dos siglos atrás
el sabio teólogo, padre de la iglesia primitiva y príncipe de la erudición
cristiana, Orígenes de Alejandría, el cual gozaba de gran autoridad póstuma,
entre ellos la creencia y afirmación de la reencarnación. Toda esta
conspiración fue sentenciada y elevada a catequesis y dogma de la religión
católica romana en el Concilio de Bizancio en el año 543 D.C y perfeccionada,
diez años después en el posterior, nefasto y manipulado Concilio de
Constantinopla mientras regentaba el Papa Vigilio, entusiasta seguidor y
estudioso de Orígenes y del menos conocido pero prolífico escritor teólogo
Tertuliano. Estos acontecimientos dieron paso al dominio absoluto de la Iglesia
Católica Romana y al sojuzgamiento de los pueblos mediante el concurso de
dogmas que nacieron de cálculos políticos y de poder e instaura instauraron
fementidas creencias que hasta ahora persisten en gran parte de la humanidad.
No obstante, consideramos que esta no fue la única causa para
que se hayan vedado las creencias de los cristianos acerca de la Ley del
Renacimiento y de su adlátere la Ley de la Consecuencia o Compensación, pues,
desde una visión más universal, es un hecho que todo acontecimiento que se
produce en la Tierra, ya fue antes establecido en los Cielos. Investigaciones
en los planos invisibles de iniciados occidentales indican que los sublimes
Ángeles del Destino, que están a cargo de la evolución de los pueblos y de sus habitantes,
indujeron en estos influyentes seres y en otras instancias históricas para que
de cierta manera ocurran estos hechos, porque en esos momentos era necesario
para los destinos de la humanidad ocultar estas realidades al los pueblos
occidentales -que luego serían los herederos del cristianismo-, para que
concentrasen sus energías y esfuerzos en el adelantamiento material y dominio
de la naturaleza visible y solo se orientasen en la consideración de la
realidad de una sola corta vida, tal como equivocadamente creen hasta ahora los
actuales cristianos: la dualidad cielo-infierno como premio y castigo por
siempre para un espíritu nuevo que por primera vez llega a la existencia
material, sufriente o gozoso eternamente en base a lo que su cuerpo hizo en ese
corto periodo de tiempo (lo que se ocasiona de la expiación
o resolución de los errores, fallas y defectos humanos de esa
sola existencia), fueron el burdo resultados de la ley de la Consecuencia mal
interpretada y se establecieron como artículos de fe en el credo cristiano, con
lo cual, aunque en un principio la Iglesia utilizó estos dogmas para, mediante
el temor, sojuzgar a las masas ignorantes, el progreso material se aceleró en
un comienzo de forma lenta pero sostenida y luego con el paso de los siglos
enormemente, en virtud del concurso de la ciencia y la revolución industrial y
tecnológica en siglos venideros en esta parte del planeta, en contraposición a
los pueblos orientales que vivían y evolucionaban más por medio del
sojuzgamiento a las leyes eternas que comentamos y que, por un entendimiento
igualmente intransigente, ocasionó una especie de lasitud vital, manteniéndose
por ende durante un largo periodo a esa parte de la raza humanan en la más
tórrida pobreza y retraso material. En los últimos sesenta años se han
incorporado finalmente como un segmento dinámico y de creciente influencia en
el escenario global contemporáneo y se han constituido en motor poderoso y
activo en la civilización del mundo actual. Otra vez el denominado mal actuando
como un bien en formación.
Por otro lado, creo que ya ha llegado el momento de que en una
época como la actual en la que el hombre está inmerso en el nadir de la materia
y que ha alcanzado la cúspide del materialismo, se sepulten las creencias
erróneas y se reunifique la verdad y gracias a esto el individuo comience a
vislumbrar con claridad y alegría su futuro estelar y las infinitas
posibilidades como ser humano, para que de esta manera regrese su mirada hacia
la espiritualidad y prosiga su evolución en forma más ética y altruista. Las
enseñanzas de las escuelas de misterios nos dicen, como contraparte a los
enunciados dogmáticos de la Iglesia que cada alma es una parte integral de
Dios, la que trata de obtener experiencia mediante repetidas experiencias en cuerpos
de creciente perfección y que, por consiguiente, muere y nace muchas veces. En
cada vida obtiene un poco más de sabiduría a través de la experiencia, y así va
progresando de la nesciencia a la omnisciencia, de la impotencia a la
omnipotencia” en una tarea que le llevará de la imperfección a la perfección,
cuando el renacimiento deje de ser necesario y cada individuo se convierta en
un adalid de las verdades e ideales espirituales, mediante el conocimiento que
el camino de la reencarnación expresa poéticamente en la biblia cristiana: ”El
espíritu tira hacia el mediodía… rodea el norte, va girando de continuo y a sus
ciclos torna el espíritu de nuevo” ...”los rios todos van a la mar y la mar no
se hincha.. al lugar de donde los ríos vinieron, allí tornan para correr de
nuevo” Eclesiastés 1:6 y 1: 7.
Quien quiera revisar más sobre estos temas en forma audiovisual,
sugiero que vea unos cortos vídeos en el orden que se lista aquí:
En Mateo 10:26,6, el Cristo nos dice: “nada hay encubierto que
no haya de ser manifestado; ni oculto que no haya de saberse”. Y su veredicto
tiene razón, inclusive desde el punto de vista científico, aunque muchos se
muestren escépticos, ya que todo acto, todo pensamiento, el más mínimo
movimiento, quedan registrados en la Memoria de la Naturaleza o lo que se llama
en oriente el Archivo Akásico. La ciencia actual está corroborando que existe
esta ultra dimensión y en la Teoría del Todo (TOE por sus siglas en inglés) se
intenta recabar estas realidades y muchas mentes lúcidas van entendiendo y
aceptando lo que esta teoría del campo unificado y el enunciado de La Place en
que se fundamenta proponen, lo que el confundido y veleidoso Stephen Hawkins,
basado en el no muy convincente Teorema de la Incompletitud de Gödel, declara
que no es posible. Laplace dice que:
“Se podría concebir un intelecto que en cualquier momento dado conociera
todas las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones de los seres que la
componen; si este intelecto fuera lo suficientemente vasto como para someter
los datos a análisis, podría condensar en una simple fórmula el movimiento de
los grandes cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal intelecto
nada podría ser incierto y el futuro así como el pasado estarían frente sus
ojos.”
Laplace : Essai philosophique sur les probabilités,
introducción. 1814.
Léase también al filósofo científico húngaro Ervin Laszlo en su
libro de fácil y fascinante lectura: ”La ciencia y el campo Akásico” (Una
teoría integral del Todo) disponible gratuitamente en Internet.
Finalmente y por otro lado, el hecho que algunas personas no
crean que existan leyes supra morales, no les exime de enterarse de ellas y ser
objeto de sometimiento a sus consecuencias. Las leyes o principios espirituales
que aquí se esbozan no tienen -al igual que las otras de carácter
irrefutable-ningún origen humano ni son privativas de ninguna filosofía, credo
o religión y son tan universales como todo principio y ley científica, tal como
la ley de la gravitación universal, las leyes de los gases, de la
termodinámica, las leyes de Coulomb o Faraday, por ejemplo, y su existencia es
independiente de las apetencias o veleidades de los hombres. Nosotros, lo que
hacemos es acatarlas o no y someternos a sus efectos, según nuestro proceder.
Nuestro deber es estar por encima de ellas, en el sentido de que
cumpliéndolas siempre, seguramente prescindiremos de las mismas si las hemos
incorporado permanentemente, por así decirlo, en nuestra consciencia y modo de
vida. Pongo un ejemplo: existe el mandamiento de no robar. Si he sido un ladrón
en el pasado y decido por voluntad propia y porque considero justo y bueno para
mí y para los demás no hurtar jamás y nunca más lo hago, estoy por sobre la ley
que generó el mandamiento y ya no la necesito, pues he incorporado ese mandato
moral en mi ser y por tanto me he convertido en ley en mí mismo. El simpar
germano, filósofo a tiempo completo, Emmanuel Kant dilucida lo mismo en el
enunciado de su imperativo categórico y muy ampliamente en sus voluminosos
escritos lo que sucintamente acabo de expresar. El mayor objetivo de la
reencarnación es precisamente el de que el espíritu regrese a la perfección,
pero con cualidades anímicas potencializadas gracias a las experiencias, luz y
sabiduría que obtiene y acumula en cada vida, lo que, de paso, elimina la
creencia, esa sí absurda por imposible, de la metempsicosis o transmigración de
las almas a organismos inferiores.
José Mejía R.
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